Rosa María Rodríguez-Izquierdo (Universidad Pablo de Olavide) y Juan Carlos González-Faraco (Universidad de Huelva) nos abren una ventana de oportunidad con su artículo “La Educación Culturalmente Relevante: un modelo pedagógico para los estudiantes de origen cultural diverso. Concepto, posibilidades y limitaciones”, para repensar el fracaso y el éxito escolar en estudiantes de origen inmigrante.
Para conocer la Educación Culturalmente Relevante (ERC), viajan a la literatura científica norteamericana y le siguen la pista a autores y autoras como Dewey, Bauman, Castell, Kinchelo y Steinber, Gay, Ladson- Billings, entre muchas y muchos otros, que se preocupan por buscar respuestas a problemáticas de las sociedades multiculturalmente diversas y/o de manera más concreta a los retos que tienen las poblaciones escolares culturalmente diversas. Las personas autoras de este artículo, hacen un ejercicio de reflexión y de análisis trazando un camino hasta llegar al contexto de sociedad multicultural actual del Estado Español para valorar cómo se podría trasladar ese bagaje teórico y práctico a la realidad del aula y de las escuelas de nuestro contexto.
La ERC, es de origen norteamericano apareció en los 90 dentro de la educación multicultural. Pretende dar respuesta a la mejora en el rendimiento académico del alumnado culturalmente diverso y para ello cuestionaba la enseñanza tradicional (Gay, 2002, 2013, 2018; Ladson-Billings, 1995a, 1995b). Propone disminuir la brecha entre la cultura de la escuela, lo que se aprende, y la cultura de los hogares, los conocimientos que se traen desde casa. Para ello, da espacio y tiempo en el currículum incluyendo las experiencias y conocimientos del alumnado y lo hace teniendo en cuenta su cultura y la identidad racial. La ERC, implica en el docente un cambio no solo de mirada en el que primero tiene que cuestionarse sus actitudes, sino que también tiene que reflexionar sobre su forma de enseñar, cómo planifica la actividad docente y cómo evalúa.
En este campo de trabajo, destacan principalmente dos investigadoras: Gloria Ladson-Billings y de Geneve Gay. Para Ladson-Billings (1995a, p. 18) la ERC es aquella educación «que empodera intelectual, social, emocional y políticamente a los estudiantes mediante el uso en la enseñanza de sus referentes culturales». Por eso, ponía énfasis en cómo y porqué las creencias del profesorado, su sentido ético y sus ideas sobre la docencia, son factores sustantivos en la acogida que dispensan a los estudiantes culturalmente diversos (Rodríguez-Izquierdo y González-Faraco, 2021, p. 159).
Para Gay (2018, p. 111), «el objetivo fundamental de la enseñanza culturalmente responsiva es capacitar a los estudiantes de diferentes grupos étnicos y culturales para el éxito académico, la afiliación cultural y la eficacia personal». Ella partía de la idea de que cada uno y cada una de las estudiantes está socializado en su cultura la cual está entrelazada a su identidad étnica. La cultura es, una unión del género, la edad, el estatus socioeconómico, la lengua o la religión, etc. y dentro de ella la identidad racial y étnica juegan un papel muy importante. Solo si un docente tiene en cuenta los referentes culturales del alumnado podrá contribuir a que sea mejor persona, y mejor estudiante.
Al leer el artículo, pienso en contextos de aprendizajes culturalmente diversos y me pregunto: ¿Qué profesor y profesora se preocupa por conocer los referentes culturales de su alumnado? ¿Y cuáles se cuestionan si tienen prejuicios o estereotipos que puedan influir en cómo ven a ese alumno o alumna? ¿En qué ayudaría a su labor como docente a ampliar su campo de conocimiento sobre los conocimientos y saberes que el alumnado trae de casa? ¿Se considera que viene con un déficit cultural que la escuela debe cubrir? ¿Valora los “fondos de conocimiento” del alumnado como una aportación al currículum?
La ERC, defiende que cuando se conecta el conocimiento académico y las competencias que deben adquirirse con las experiencias vitales y los referentes culturales del alumnado, se produce un aprendizaje significativo ya que despierta su interés y motivación. El artículo ejemplifica esto con una experiencia. Copenhaver (2001) analizó cómo estudiantes afroamericanos respondían a la lectura, en pequeño grupo, del libro Malcolm X: A Fire Burning Brightly. Y comprobó que tenían bastante más conocimiento de la vida de Malcolm X que el que sus profesores inicialmente imaginaban (Rodríguez-Izquierdo y González-Faraco, 2021, p. 163). Los estudiantes, altamente motivados, al seguir la trama del libro aprendían, descubrían, interpretaban y relacionaban temas cotidianos en su día a día como los derechos civiles y la cuestión racial.
No obstante, este modelo pedagógico tiene sus limitaciones, por ejemplo, hay quiénes lo tachan de falta de rigor científico o quiénes sostienen que no es un enfoque tan novedoso. Una última objeción se basa en el carácter discriminatorio del propio enfoque, ¿las diferencias culturales pueden son tan fuertes que pueden conseguir que haya un patrón de rendimiento escolar?
Finalmente, el artículo cierra reflexionando sobre cómo la ERC pone de manifiesto la importancia de crear nuevos planteamientos pedagógicos, éticos y de pensamiento didáctico sobre cómo la diferencia cultural debe transformarse en deferencia hacia el otro. Afirma que aplicar la ERC, aumenta el compromiso en el alumnado de origen cultural diverso con la enseñanza y que el papel del profesorado es fundamental y cuándo éste se decanta por conectarse con los referentes culturales del estudiando y con su origen cultural las posibilidades de éxito educativo crecen en el alumnado.
La ERC es una invitación a: romper la visión etnocéntrica de la enseñanza, a abrirse a que el alumnado traiga contenidos culturales desde casa e impregnar a la comunidad educativo de los mismos.
El viaje no termina aquí, plantean un último reto: recopilar experiencias y proyectos en ERC para concretar el funcionamiento y la aplicabilidad de este modelo educativo a la práctica del día a día de las aulas y de las escuelas comprometidas con la justicia social de los estudiantes culturalmente diversos.
Mercedes Figueroa Abrio

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