Este artículo es el resultado de años de reflexión sobre el sentido y las contradicciones de la educación emocional. Conocí la educación emocional allá por el año 2013, mientras realizaba un máster de Educación Social en la Universidad Complutense de Madrid, y fue una gran revelación para mí. La educación emocional conjugaba a la perfección mis aspiraciones, ya que en ese momento buscaba un camino para relacionar la literatura con la educación. Realicé un trabajo final de máster en el que planteaba la poesía como una herramienta para desarrollar la educación emocional en la adolescencia. A nivel teórico, la combinación de estos ámbitos funcionaba muy bien, pero cuando llevé el proyecto a la práctica, la realidad se impuso a la teorización. Mi idealización de las posibilidades de la educación emocional y de la poesía no consiguió los resultados esperados.
Pese a ello, este tema despertó mi pasión, ya que conjugaba mi formación en Filología Hispánica y en Teoría de la Literatura y Literatura Comparada con mi vocación educativa en Educación Secundaria. Por ello, comencé una tesis titulada “La dimensión emocional de la didáctica de la poesía en la adolescencia. Una investigación-acción en educación secundaria”, que comencé en el año 2014 y terminé en el año 2022. Durante todos estos años, leí sobre educación emocional, implementé diversos proyectos en las aulas y fui reelaborando el peso y la orientación que la educación emocional tenía en mi tesis. En la defensa de mi tesis doctoral, uno de los aspectos más controvertidos para el tribunal fue el planteamiento de la educación emocional realizado en el marco teórico. La crítica y las reflexiones realizadas sobre el tema fueron un aspecto discutido, que tuve que defender en el periodo de réplica al tribunal.
Una vez terminado el doctorado, tenía una espinita clavada respecto a este tema y quería defender mi visión sobre la educación emocional. Comencé a buscar en qué revista podía publicar un artículo de estas características, en el que no hubiera muestra, ni datos, ni intervenciones, simplemente un planteamiento teórico y reflexivo. No fue fácil encontrar una revista en la que poder publicar, una que no te pidiera pagar para traducir tu artículo al inglés y que admitiera una visión crítica sobre un tema tan popular como es la educación emocional. Preparé el artículo para Teoría de la educación. Revista Interuniversitaria y lo envíe en septiembre de 2022. Tenía pocas expectativas, pero había conseguido arrancarme la espinita, ya que había expuesto y argumentado mi crítica a la educación emocional.
El artículo fue aceptado, pero los diferentes correctores me indicaron numerosos cambios y mejoras para realizar. En ese momento, comenzó un periodo muy enriquecedor para mí, ya que sus sugerencias me llevaron a numerosas fuentes teóricas que justificaban mis ideas, pero que yo no había leído antes de realizar el artículo. Confirmé mis presupuestos, leí numerosos documentos y enriquecí el texto original y genuino con fuentes que apuntaban hacia la dirección argumentativa del artículo. En marzo de 2023 el artículo fue aceptado definitivamente. Sentí una gran alegría y satisfacción, que durante unos meses quedó en espera porque la publicación se pospuso hasta enero de 2024.
Escribí esta entrada en diciembre de 2023, después de que me pidiesen un texto para el blog que animase a leer el artículo. Empecé a escribir y esto es lo que salió, un recorrido temporal que explica la historia de este artículo. Hoy en día, todavía conservo esa visión prometedora de la educación emocional que sentí hace diez años, aunque haya puesto en duda sus postulados básicos y sus referentes teóricos más extendidos. Por ello he querido contribuir a su mejora con este artículo. A continuación, encontrarás el resumen del artículo y pinchando cada vez que aparece la palabra "artículo" a lo largo de la entrada también. Espero que si lees el artículo disfrutes con su lectura tanto como yo he disfrutado con su escritura, porque le tengo un cariño especial: el cariño del tiempo, de las emociones y del pensamiento.
Desde la última década del siglo XX hasta la actualidad, se ha producido un interés creciente por la educación emocional en la realidad académica y divulgativa. Las aportaciones de la inteligencia emocional, la neurociencia y la psicología positiva han sido muy relevantes para su fundamentación. La educación emocional ha conseguido justificar la necesidad de su existencia y la importancia de su introducción en la educación formal, reflejarse en la legislación educativa y llevar a la práctica el desarrollo de materiales, programas y propuestas. Una vez llegados a este punto, la investigación académica sobre educación emocional debe repensar algunos de sus aspectos fundamentales, los cuales no han sido suficientemente cuestionados debido a la necesidad de centrar sus esfuerzos en justificar su existencia y demostrar su utilidad. En este artículo se presenta el estado de la cuestión de la educación emocional y se realiza una discusión sobre cinco ideas: la consideración limitada de que la educación emocional tiene como objetivo alcanzar el bienestar personal y social; la diferenciación dicotómica entre emociones positivas y negativas; los vínculos difusos con la educación ética y moral; el riesgo de que los procesos educativos relacionados con la educación emocional se asemejen a una terapia psicológica; y la posible duda sobre la educabilidad de las emociones. La reflexión sobre estos aspectos parte de la necesidad de considerar de forma crítica y constructiva ideas que se dan por sentadas en la investigación y la práctica de la educación emocional. Las propuestas que se realizan pretenden contribuir a la mejora de la concepción de la educación emocional y a la puesta en valor de la realidad compleja y vital que suponen las emociones en el ser humano.
Raquel Zaldívar Sansuán
Universidad Compluntense de Madrid
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