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La formación en centro del profesorado no universitario: modalidad esencial de formación permanente

La educación, avanzado ya el siglo XXI, dispone de bases científicas, principios éticos siempre abiertos al debate, y experiencias previas más que suficientes como para que el interés por mejorar su calidad no dependa sólo de apriorismos ideológicos, de tradición, ni de un alarde de intuición espontánea. Eso significa que afortunadamente se puede y se debe hacer educación con ciencia y con conciencia, con preparación, con estudio, con investigación, con proyectos, y también con principios éticos como el de la igualdad o el de la inclusión. Es por ello por lo que, para mejorar la educación, debemos aspirar a ser profesores competentes, estar dispuestos a participar en procesos de formación que ayuden a mejorar y transformar las prácticas educativas. La formación permanente supone un proceso de aprendizaje que se desarrolla a lo largo de toda la trayectoria vital del docente. Da respuesta a las necesidades y problemas reales que el profesorado tiene en su práctica para desarrollar sus propias competencias profesionales. Por tanto, la formación permanente supone una actitud continua de indagación, investigación, análisis y búsqueda. No se trata de un aspecto adicional y añadido, sino que es un elemento constitutivo de la misma identidad docente. Ser profesor es reconocerse en un proceso de aprendizaje y renovación permanente.


Hay muchas formas de llevar a cabo este proceso, todas pueden ser útiles en alguna medida. Una de las modalidades fundamentales de formación permanente del profesorado no universitario es la Formación en Centro, tal y como detallamos en el artículo que da origen a esta entrada. De hecho, es valorada como una modalidad prioritaria dentro de los planes de formación permanente del profesorado en Andalucía, puesto que considera al centro educativo como el foco de formación y la unidad básica de cambio e innovación educativa. Además, favorece espacios de reflexión y participación, propuestas de cambio y de trabajo en equipo. Los proyectos de Formación en Centro muestran gran capacidad para adaptarse al contexto y a las necesidades reales del profesorado, ayudan a prevenir el malestar docente, a evitar la inhibición y la rutina, y a incrementar el interés por la búsqueda de nuevas propuestas educativas.


El objetivo fundamental de este artículo “La Formación en Centro del profesorado no universitario: modalidad fundamental en su formación permanente”, es conocer y comprender el impacto de la Formación en Centro en el desarrollo de las competencias profesionales del profesorado de niveles no universitarios.


El profesorado apoya la formación en los propios centros educativos, frente a los cursos tradicionales. Por lo tanto, el centro y la comunidad deben ser el foco de la formación permanente. De esta manera se favorece una respuesta lo más ajustada posible a las necesidades educativas del centro educativo, para que la mejora de la práctica tenga una clara repercusión en la mejora del rendimiento del alumnado y en su desarrollo competencial.


Como conclusiones, en primer lugar, podemos afirmar que es el propio profesorado el que demanda un proyecto de Formación en Centro para dar respuesta a las nuevas exigencias en la legislación europea y española respecto a la introducción del trabajo por competencias en el currículo escolar. Tienen claro que la cultura de su centro no cambia con facilidad y que para que el trabajo por competencias se incorpore a sus centros educativos se requiere tiempo y continuidad. Es por ello, que ven en la Formación en Centro una oportunidad para contribuir al desarrollo competencial de su alumnado.


En segundo lugar, destacamos la necesidad que tiene el profesorado de introducir cambios importantes en la metodología didáctica para contribuir al desarrollo competencial del alumnado. Son modificaciones que implican una manera diferente de entender el rol docente y el mismo proceso de enseñanza y aprendizaje en su totalidad. Estas inquietudes se llevan a cabo a través del diseño de unidades didácticas integradas, dejando a un lado el libro de texto y realizando un trabajo más globalizado. El diseño de tareas de aprendizaje integradas a partir de diferentes áreas de conocimiento favorece una mayor relevancia de los contenidos, el compromiso del alumnado y una participación más activa, responsable y crítica.


En tercer lugar, podemos concluir que estas unidades didácticas integradas contribuyen a romper con el aislamiento del profesorado debido a esa separación artificial de las materias y favorecen una mayor apertura y cultura de colaboración en los centros educativos. Sin duda, la colaboración docente, el apoyo mutuo, las responsabilidades compartidas y la reflexión sistemática son aspectos fundamentales para impulsar estos proyectos de innovación y mejora de la práctica docente.


En cuarto lugar, la Formación en Centro del Servicio de Atención Educativa Hospitalaria y Domiciliaria contribuye a visibilizar el derecho que tiene el alumnado a proseguir con su proceso educativo durante su permanencia en el hospital o de convalecencia en su propio domicilio. Para ello, a través de la Formación en Centro, elaboran un proyecto común con la finalidad de unificar la respuesta educativa hospitalaria y domiciliaria.


Desde nuestro punto de vista, es importante tener en cuenta que el proceso de Formación en Centro ha de estar vinculado a las necesidades detectadas en los centros educativos, aquellas surgidas de un profundo diagnóstico, fruto de un análisis y una reflexión compartidos para la mejora del centro. Si somos capaces de comprender y partir de nuestras propias necesidades, estamos en mejores condiciones de poner el foco en mejorar aquello que merece la pena, identificando las principales carencias y oportunidades de mejora.


Para concluir, podemos conseguir una mayor profesionalización docente a través de proyectos de Formación en Centro donde el profesorado debe decidir qué formación necesita para dar respuesta a las situaciones problemáticas que vive en su aula y centro educativo. La Formación en Centro es una modalidad con gran potencial dado que parte de las necesidades de los propios centros y cuenta con la participación de prácticamente la totalidad del claustro. Además, puede contar con diferentes profesionales de la educación, superando el carácter individualista de la profesión docente. Y sin duda, contribuye a reafirmar la identidad profesional docente como agente principal de transformación e innovación educativa.


Mariana Alonso-Briales

Julio Vera-Vila

Universidad de Málaga





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