La preocupación por el aumento del odio y fenómenos de agresividad virtual en la red se ha convertido en una constante tanto en los medios de comunicación como también en el ámbito académico en los últimos años. Si bien es cierto que existen muchas publicaciones en las que se detallan los protocolos a seguir en situaciones de acoso, hay un vacío de trabajos que aborden directamente el modo de prevenirlas. Es precisamente desde este último ámbito en el que el artículo pretende sugerir estrategias de desarrollo personal en el adolescente que le ayuden a hacer frente a fenómenos de agresividad virtual relacionados fundamentalmente con el ciberacoso.
Entre los tipos de agresividad virtual destaca el ciberacoso. Como todo fenómeno multifactorial, existen diversas causas que explican su aparición y desarrollo, ya sean individuales o ambientales. Qué duda cabe que los agentes de socialización como la familia y la escuela tiene un papel clave. En el caso de la familia, las relaciones interpersonales que se establecen en su seno van a marcar el desarrollo del carácter del futuro adolescente. Por ello, si se quiere promocionar una personalidad madura, se deberán atender las causas familiares que pueden dificultar su desarrollo, y, en la mayoría de los casos, pueden constituir, asimismo, factores de riesgo para la aparición del ciberacoso. Estilos educativos donde los límites, ya sean por exceso o por defecto, no sean claros, la falta de comunicación y de apoyo familiar, son algunos de los factores más importantes.
Con el objeto de prevenir los fenómenos de violencia en la red, podemos hablar de tres tipos de estrategias que se pueden afrontar en la familia: estrategias de desarrollo de habilidades sociales, estrategias de desarrollo de un carácter maduro y estrategias de crecimiento personal, entre las que se destaca el perdón.
Con relación a las primeras, podemos hablar de la alfabetización ético-virtual. Es un hecho que en la actualidad las redes sociales y los entornos virtuales juegan un importante papel en cómo los jóvenes gestan su identidad personal y social. Pautas que permitan al adolescente reflexionar sobre quién es, cómo quiere ser percibido y cómo se muestra en la red, juegan un importante papel. Junto a la alfabetización ético-virtual, también es fundamental otra emocional y social cuyas raíces deben asentarse en la familia: lugar donde la persona es aceptada y querida como es. A través de la apertura, la aceptación incondicional y el diálogo, la familia puede contribuir a que el adolescente desarrolle el criterio propio y se manifieste y relacione adecuadamente en la red, sin recurrir a la violencia. Junto a esto, también será importante favorecer estrategias que permitan reflexionar sobre la empatía, el verdadero significado de la amistad, el respeto ante la diferencia, la igualdad y la diversidad.
En segundo lugar, existen diferentes estrategias y programas de educación emocional para la prevención del ciberacoso que se han ido promoviendo en los últimos años. Sin embargo, dichos programas y estrategias podrían ser insuficientes si no se logra cultivar en el joven unas disposiciones de carácter estables que vayan más allá de las meras emociones. Estas últimas, por su propia naturaleza, pueden tener un carácter cambiante. Por ello, se quiere promocionar el cultivo de un carácter maduro que atienda al crecimiento personal como estrategia clave para la prevención de la violencia y el acoso en la red.
En este contexto, a menudo la ausencia de un carácter maduro puede conllevar la aparición de relaciones abusivas y de acoso hacia el otro. La educación del carácter va unida, por lo tanto, a la promoción de la madurez psicológica tanto en el propio contexto familiar como en el escolar. La madurez implica un crecimiento acorde a cada etapa vital y a las condiciones que se presentan. Ahora bien, toda personalidad madura debería apoyarse en cuatro rasgos antropológicos que han sido analizados también por la psicología. En este sentido, el artículo toma como referencia la visión antropológica, ya que la propuesta desarrollada en él se apoya en las virtudes del carácter necesarias para la promoción de la personalidad en la red. Éstas son la fortaleza, la templanza, la justicia y la prudencia. El cultivo de estas virtudes y, muy especialmente, de la prudencia en el ámbito virtual, ayudará al desarrollo de relaciones interpersonales profundas en su seno.
Por último, como complemento a la formación del carácter, podemos hablar del perdón como una estrategia de desarrollo personal que contribuye a prevenir la violencia en red. Bajo el paraguas de Hannah Arendt, en el artículo se propone ampliar la noción de perdón más allá de su sentido reparador. Así podemos hablar del perdón como regenerador de las relaciones interpersonales. Se considera que este sentido del perdón es lo que realmente posibilita restaurar las relaciones interpersonales que han sido dañadas a través de la violencia. Desde este prisma, el perdón es el acto que elimina las consecuencias de una acción, otorgando a la persona una nueva oportunidad. Según este planteamiento, el perdón es interesante porque beneficia, tanto al agresor, como al agredido.
Elda Millan Ghisleri
Universidad Villanueva
Carmen Caro Samada
Universidad Internacional de La Rioja
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